Zabala (Aduna): Abril 07, 2023

Para finalizar el XXX Aniversario de las Kupelas Asesinas, visitamos en Viernes Santo una de las dos sidrerías de Aduna, la primera vez para la mayoría de nosotros.

Asistentes: Sonia, Tere, Johnny, Mikel, Josetxu, Edu y Nesss

Previo

Vamos en tren a Billabona-Zizurkil, 4 en el vagón de adelante y 3 en el de atrás. Al salir, el guía Nesss (que hoy luce una impresionando voz de Darth Vader) se confunde de dirección, y hay que rectificar con un giro de 180°. Trago en el Txindoki, donde quizá acabamos con la tranquilidad de los parroquianos. Salimos por la puerta trasera para evitar ser corneados por los pitones de un miura que rondaba por la puerta principal, y nos ponemos en marcha; hay que esquivar las obras del comienzo dando una vuelta enorme en la rotonda. La Cojita va en el terceto de cabeza hasta que en el tramo final de la cuesta son cazados por el cuarteto restante. Muy coqueto el pueblo de Aduna y algunos se quedan con ganas de entrar en la bonita iglesia mientras se pide ronda en El Bar-albergue Uztartza, por mucho el mejor (y único) bar del pueblo, ronda que tomamos en la terraza para recuperar el resuello del arf-ar. Edu comenta que con tanto turista terracero en el pueblo vayan a estar solos en la sidrería. Camino de la misma, Edu imita (mejor de lo que él pretendía) el canto de una burra en celo, lo que hace que acuda trotando un burro que hasta entonces pastaba tranquilo en un prado; afortunadamente una valla les protege de posibles profanaciones burriles no deseadas. No teníamos nada para darle de comer así que ya le visitaremos a la vuelta.

Sidrería

Caserío con varios comedores, dos dentro de las paredes y otro en terraza, cada uno con dos kupelas: nuestro comedor tiene dos de madera, hay dos metálicas en el otro interior y otros dos de fibra en la terraza. Nesss otea desde allí la cuesta abajo y dice que esto promete, por las kupelas que se ven y por las que encontrarán después cuando abran la puerta que se aprecia.

Mucha gente y un tanto de anarquía en el servicio. La camarera principal hace varias veces el gesto de "Espera" a Nesss cuando intenta presentarse y preguntar cuál es nuestra mesa. Espera junto a otros que también parecen estar a lo mismo, mientras que quienes lo saben pasan avasallando sin importar nada más. Entretanto, Nesss saluda a uno de Mondra que ya está ubicado con su familia. La camarera prepara una mesa para 5 personas, sale, grita un nombre, viene una mujer de fuera quien le dice que son 2 más. Descolocada, la camarera les dice que tendrá que ponerles en la mesa de al lado, pegada a la que ya está preparada para 7 junto a la cocina. Así lo hace y tras ello, se va a hablar con las de una mesa de 3. Nesss sigue a la espera y detrás los demás le preguntan cuál es la mesa. Ni idea, pero la que está junto a la cocina promete. La camarera principal se queda hablando en aquella mesa olvidando que estamos a la espera y aparece otra que mira a Nesss. Aprovecha para preguntar dónde está la mesa para 7 a su nombre. Esta nueva camarera toma nota camino de la cocina. Sale en un rato y se lo pregunta a la principal. Por fin se anima a dejar de hablar con las de la mesa de 3. A su vuelta, informa a Nesss que es la que está junto a la cocina, a lo que Nesss responde que falta un vaso. Informa al resto y mientras entran, la camarera vuelve con el vaso que faltaba y 7 trozos de txistorra, cada uno de una longitud distinta (eso pudo haber roto la amistad entre nos); el más largo para Sonia y el más corto para Mikel, que ya no necesita más txistorra de la que ya tiene de fábrica. Vamos a beber de las kupelas de nuestra sala antes de comer las txistorras, una mejor que la otra y con apertura a disposición del respetable. Algunos abren, se sirven y se van si ven a más gente esperando. Mal, muy mal. Vamos luego a probar las dos de la terraza. Claramente, una estaba aguada y la otra aceptable. Después, en una inspección, Nesss encuentra la otra sala con dos kupelas metálicas y avisa a Edu. Éste intenta alertar al resto con gestos, pero tardan un trago en llegar. Edu intenta llenar un vaso con los dos chorros a la vez, pero no se cruzan y caen a un palmo de distancia; aún así, cabezolón, intenta recogerlos con un único vaso y movimientos que el ojo humano no es capaz de detectar, además con el vaso apoyado en el fondo del cubo recoge- restos, montando una buena marejada.

De vez en cuando, miramos si hay comida en nuestra mesa, pero no. Seguimos bebiendo y pasando el rato. Johnnie comenta a Edu que como nosotros estemos esperando a la comida y la comida esperándonos a nosotros, la truska va a ser de órdago. Nesss decide quedarse junto a la mesa porque no entiende nada. Más tarde la camarera principal le pregunta que qué hay que sacar... en fin, ¿por qué no lo preguntó al sacar las txistorras? Menudo deadlock que montó! Casi nos vamos totalmente bebidos pero no comidos. Pedimos (oh, sorpresa) menú de sidrería y, ante la opción de bakalao con pimientos o con tomate, Nesss escoge de ambas. Menudo descojono con las comandas.

De comer, además de las txistorras de aperitivo, dos tortillas de bakalao muy redondas y pálidas, una con extra de sal y la otra con puntos de concentración de sal, pero no eran de surimi. Después, dos bandejas pequeñas de bakalao con pimientos MUY salados (oigan, que el punto de sal ya lo aporta el bakalao!!), y otras dos bandejas del mismo tamaño de bakalao con tomate, más bien sopa de tomate con bacalao, sin ese toque salado afortunadamente; por todo ello, suspendidos en todo lo referente al bakalao. Después, 2 txuletones que no estaban mal; las complementamos con un tercer txuletón con el que Sonia despunta cortando, aunque el irascible Edu le indica cómo mejorarlo (no separarlo del hueso al principio, para que no se enfríe). Rechazamos pedir una cuarta txuleta pues ya quedamos a gusto. Más tarde tren el postre consistente en tres tipos de quesos, muy ricos, membrillo, nueces y... una palmerita para cada uno (muy sorprendente). Al final, nos preguntó si querríamos cafés o txupitos y contestamos que no, para pagar los 311,40 euros sin propinas, 44,50 euros por comensal. Lo mejor sin duda fueron los txuletones, pero los hemos comido mejores. Lo peor, la profusión de sal sobre todo en el bakalao. Cuando salía algún plato, la camarera principal gritaba los nombres identificativos de las mesas, en nuestro caso éramos los Nesss, estuviera presente o no el susodicho.

A Edu le llama la atención el bakalao a la brasa de la mesa de los mondragones y les pide serntarse a ayudarles, a lo que acceden amablemente, pero al final no se apunta; Lo cobraban a 55 euros el kilo pidiéndolo con antelación, asi que el precio del txuletón era 39,50 el kilo, pues ya podía estar bueno el bakalao. Johnny y Edu se lían a txotxear mano a mano desde el comienzo, mucho peligroso. En mitad de la comida, un txotxero joven, alto y de chaleco grita txotx y hace salir a todo el mundo cuesta abajo desde la terraza. Al txotxero joven le mosquea que haya un coche a tiro de dos kupelas exteriores pero no aparece el dueño aunque más tarde pudimos beber de ellas sin tener que volcar el dichoso coche. Bebemos de las otras dos exteriores y luego, ante el ansia de la concurrencia, abre la puerta y descubre una sala donde hay bastantes kupelas, tanto de madera como metálicas, con una de madera ubicada a la altura del segundo piso. También es la zona de embotellar. Conseguimos que el txotxero nos saque una foto con la kupela en alto de fondo. Luego vimos que además de la rampa desde la terraza, había una escalera metálica interior que comunicaba los comedores con esa sala, sin tener que pasar por la calle. Subimos y bajamos incontables veces para disgusto de la cojita, que prefería rampas, aunque gracias al poder reconstituyente de la sidra, acaba casi bajando las escaleras bailando. Sonia despunta en lo que llamábamos Txispa de la Noche, aun siendo de día. De vuelta a la comida, y seguramente confundiéndola con una txuleta, Edu muerde las dos orejas (de la cabeza) a Sonia, pero los protectores pendientes anti- perro funcionan a la perfección y evitan que la sangre llegue al río, literalmente.

El txotxero resulta ser un vacilón. Por ejemplo, pregunta a Nesss si venimos de Oñati, por su parecido con cierto cantante de esa villa. Nesss le responde que es la primera vez que se lo dicen ese día. También se hace reacio a abrir la kupela de altura, contando excusas fantásticas. En cualquier caso, bebimos. Tanto, que Sonia tiene que bajar el ritmo un poco, y sentarse un rato en la mesa. Se bebió mucho, mucho. En el tramo final, el txotxero joven es sustituido por el kashero. Nesss, fiel a su costumbre a decir "Va" para que la siguiente persona ponga el vaso sin que se derrame una gota, tiene que oír que uno de los clientes le critique en euskera diciendo al kashero que "Mira estos españoles que dicen "va" cuando dejan el grifo" y que el kashero le ría la gracia. Ante eso, Nesss se pone a hablar en euskera culto con el kashero, quien no tiene claro cómo actuar. Enterado Johnny de lo ocurrido, y tras irse Nesss a mear, le recrimina al kashero que nos haya llamado españoles. El kashero pide disculpas y dice que ha habido un malentendido. Edu pasa de mosquearse por haberle llamado español (arrieros somos) y no deja de llenar el vaso y trasegar tragos.

Epílogo

Tras salir de la sidrería y bajar a Aduna downtown, algunos vuelven a visitar al burrito; Edu va bien apertrechado de trozos de pan (extrañamente no salado) para darle de comer, diciendo que él quiere unas orejas así (como las del burro, se entiende). Sonia le da de probar algun dedo con el riesgo de volverlo carnívoro. Por su apetito voraz y viéndolo tan a gusto con nosotros, Edu decide bautizarlo como el burrito Nestor, en honor a nuestro líder espiritual (otra cosa es que como agradecimiento, el líder le acabe encorriendo a pedradas por Aduna cuando se entere...). Ya en la plaza, volvemos al Uztartza a echar cafés o digestivos; Josetxu, ahíto de nueces, declina el trago. Ya bastante avanzada la tarde, bajamos andando, directos al bar Rainbow de Billabona, por el otro lado del río, para esquivar las obras. Buena música, buen camarero, atento a nuestras peticiones musicales también, aunque alguna fue de música punk, y buenos precios al principio que luego fueron aumentando aunque las consumiciones menguaran. Pero en general, buenos precios, buena música y buen ambiente. La primera ronda fue acompañada de patatas fritas. A Sonia le valora su gusto en pedir el trago que estuvo bebiendo. Y no tuvimos que discutir para que sacase los kalimotxos como nos gustan. Josetxu desaparece pronto para pillar tren y luego bus a Bilbao. Luego se va Tere y, aunque creíamos que Johnny también, éste reapareció cuando sonaba The Ace of Spades. Al final, Sonia hace amistades entre la gente joven. El barman nos ilustra con la romántica canción Wrong Hole. Edu apunta otros temas o filmes para ver. Sonia pellizca repetidas veces a Edu en ciertas partes sensibles, porque las de Edu son mayores que las suyas, qué mala es la envidia... Acabamos bebiendo allí esperando al último tren.

En la estación, volvemos a juntarnos con uno de los heavies jóvenes que ha conocido Sonia esa tarde. Al ver que no hay para pasar la tarjeta en el lado en que viene el tren, Mikel y Nesss van por la escalera al otro lado contra reloj y vuelven como pueden, que Nesss casi se mata, preguntando una testigo a Mikel (!!) si se había hecho daño al caer Nesss (pues sí que era una testigo de fiar!). Edu y Johnnie pasan de todo y no se la juegan por tocar con la tarjeta en el otro andén, que invite RENFE. Johnny andaba con ganas de seguir, y pretendía bajarse en Hernani, pero Edu, con el cariño habitual que se tienen, le dice que ni hablar y que se vaya a su casa y deje de joder. Los redactores de la crónica, recenamos en Nesss y, como parece haberse vuelto habitual este año, Edu se retiró el primero a dormir. Nesss fregó y programó la lavadora, empezando a cerrar el alojamiento a los okupas de esta temporada.